La Navidad suele ser una etapa en la que nos planteamos cambios:hacemos un balance de lo que hemos hecho durante el año, analizamos lo que podemos mejorar de nuestra situación actual y nos proponemos hacerlo (ya sea solos o con ayuda de un psicólogo). Esta costumbre de plantearnos nuevas metas de cara al año que empieza puede resultar muy beneficiosa ya que los retos son motivadores: nos impulsan a actuar.
Sin embargo, para elegir los que nos propondremos, hay que tener muy presentes ciertos errores que solemos cometer, y que suelen derivar en propósitos imposibles de cumplir, que no muestran resultados, demasiado complejos; en definitiva, que no cumplen su función de motivarnos al cambio:
Proponernos demasiados objetivos: Es preferible que sean pocos, pero bien escogidos. Si vemos ante nosotros una lista interminable de tareas para el año que empieza, es mucho más probable que nos desanimemos y frustremos ante la increíble cantidad de trabajo pendiente, y que vayamos dejándolos para más adelante de manera indefinida. Lo más adecuado es elegir pocas cosas, solo algunas que consideremos relevantes: empezar una terapia psicológica, asistir a clases de algún idioma, dejar un hábito nocivo, etc…
Objetivos poco específicos: Generan dudas, ya que no nos indican en qué momento se han conseguido. Lo ideal es definir las metas con claridad, con cifras concretas si es necesario. Es preferible tener el objetivo de “pasear durante 3 horas cada semana” que el de simplemente “pasear”, ya que el primero nos permite cuantificar; y surge de una planificación más detallada: hemos dedicado un tiempo a pensar qué estamos dispuestos a hacer.
Evitar objetivos demasiado ambiciosos: Este tipo de propósitos no suelen ser realistas. Al igual que ocurre cuando nos proponemos demasiadas metas, aquellos retos que percibimos como especialmente difíciles tienden a dejarse de lado y a no cumplirse. Por eso hay que partir de saber qué podemos hacer y cuánto estamos dispuestos a esforzarnos. Para una persona que no lee, es más sencillo proponerse leer 6 libros al año que uno cada semana: esto último acabaría desmotivándole, por percibir ese ritmo como muy complicado de mantener.
Además de tener en cuenta esto, los psicólogos de Centro Psicología Bilbao queremos recordar que siempre resulta conveniente repasar los propósitos de años anteriores y reflexionar sobre ellos. Podemos plantearnos, por ejemplo, por qué no hemos cumplido aquellos que nos han faltado y modificarlos hasta convertirlos en propósitos más realistas, con los que nos sintamos capaces de retarnos. También podemos analizar si alguna de nuestras metas no se ha cumplido en absoluto, o si, por el contrario, hemos realizado al menos una parte de ella: no conviene ser categóricos a la hora de juzgar nuestros avances, y toda mejora ya es merecedora de refuerzo.
Pero ante todo, queremos desearos a todos una FELIZ NAVIDAD Y LO MEJOR PARA EL 2016.
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