Es un día como otro cualquiera a la salida del colegio. Suena el timbre y todos los alumnos salen corriendo, felices y contentos porque ha terminado otro día de cole. En ese momento, si nos fijamos en las conversaciones de alrededor, seguramente oigamos: «hola cariño, ¿qué tal el día?», «¿te lo has pasado bien?». Pero sin duda, una de las mayores preocupaciones de muchos padres y madres emerge al preguntar: «¿Tienes muchos deberes?»
¿Cuántos de vosotros organizáis la tarde, la semana, incluso el fin de semana, dependiendo de la carga de deberes de vuestros hijos e hijas? ¿Alguna vez os habéis visto envueltos en una discusión de WhatsApp con otros padres/madres porque creíais que para el día siguiente había que hacer diferentes ejercicios?
No, no estoy exagerando. Son situaciones más cotidianas de lo que creemos y más serias e importantes de lo que pensamos. ¿Es verdad que actualmente hay más carga de deberes? ¿O más bien parece que se han multiplicado porque estamos muy encima de los deberes de los niños?
Entre tanto, nos encontramos con alumnos que se han acomodado a la situación y se permiten no atender en clase porque en casa reciben una ayuda más personalizada y con la que es más fácil hacer las tareas y estudiar.
Sea como sea, lo que está claro es que es difícil distinguir la fina línea entre ayudar a hacer los deberes y ser responsables de los mismos. Por ello, os propongo algunos consejos centrados en enseñar habilidades para la vida, para ayudar a gestionar aquellos momentos en los que los niños pueden encontrarse con dificultades al hacer sus tareas:
1. No hacer por los niños lo que saben hacer por ellos mismos
No nos cuesta nada ayudar cuando tienen alguna duda. Sin embargo, es importante mirar a largo plazo y pensar qué estamos enseñando cuando se lo damos todo resuelto. En lugar de responder dándoles la solución, podemos devolver la pregunta y guiarlos para que ellos mismos solucionen su duda: «¿Qué crees que podrías hacer para saber la respuesta?», «¿Dónde crees que puede aparecer la explicación?»… De esta manera, fomentaremos su autoestima y su capacidad resolutiva.
2. Enséñales a organizar sus deberes
En muchas ocasiones nos encontramos con alumnos de secundaria que no saben organizar sus tareas o estudio durante la semana. Por ello, es importante que ya en primaria trabajemos desde la prevención y enseñemos una habilidad para la vida tan importante como es la organización. Para ello, en vez de decirles por qué asignatura o tarea empezar, podemos ayudarles a organizarse con preguntas que les ayuden a reflexionar y a tomar decisiones: «¿Por dónde tienes pensado empezar?», «¿Qué prefieres hacer primero, lo más fácil o lo más difícil?»…
3. Ejercita el valor del tiempo
Si hablamos de la organización también debemos hablar de la gestión del tiempo. El tiempo es una de la mayor fuente de estrés en el adulto, pero no en un niño. Los niños generalmente no entienden el factor tiempo. Incluso aunque ya controlen las horas, no valoran o se agobian por el tiempo igual que lo hacemos los adultos. Las rutinas son una valiosa herramienta para aprenderlo. También cuando hablamos de deberes. Podéis establecer juntos qué tareas deben hacerse por la tarde, antes y después del tiempo de deberes. Poco a poco, la rutina ayudará a minimizar algunas pérdidas de tiempo y discusiones por el «ponerse a ello». Pero sobre todo, fomentará la responsabilidad y el hábito de trabajo.
Es posible que pongáis en marcha estas cuestiones y vuestro hijo o hija acentúe sus dudas y cada vez demande más ayuda. Esto puede deberse por un lado, a que intente volver a la situación anterior en la que recibía mucha ayuda y sentía menor probabilidad de cometer errores. O en segundo lugar, que tanta duda se deba a posibles dificultades de aprendizaje (atención, comprensión, razonamiento…). En este caso, conviene solventar las dudas con el tutor/a y si fuese necesario, solicitar a ayuda profesional en el centro académico o fuera del mismo.
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