Aburrimiento:

Cansancio del ánimo originado por falta de estímulo o distracción, o por molestia reiterada (RAE).

Partiendo de la definición del Aburrimiento que nos aporta la RAE, me surge una pregunta: ¿Qué hace que se nos canse el ánimo por falta de estímulos, si vivimos en una sociedad agitada, de actividad frenética y desbordados de estímulos? ¿No tendría que ser justo lo contrario bienvenido y apreciado?

El exceso de estímulos afecta directamente a la atención, siendo esta cada vez más dispersa, lo que nos genera muchas dificultades al no garantizarnos el auténtico desarrollo de nuestras capacidades. Esto, unido al ritmo de vida que llevamos, donde el tiempo se convierte en oro, debería hacernos sentir la necesidad de parar. Algunos se preguntan: ¿Por qué se supone que en esta sociedad híper estimulada está mal visto carecer de Estímulos?

Desde mi punto de vista el problema no debería estar en la cantidad de estímulos, sino en saber qué hacer, cómo aprovechar y vivir los momentos, y mucho más estos en los que no nos sentimos abrumados por los excesos. Por eso, decir que el aburrimiento es necesario, es una frase con la que comulgo, pero solo como punto de partida, como incentivo para dejar de estarlo.  Ser conscientes de situaciones faltas de estímulo podría llevarnos a crear, movernos y disfrutar de nuevas realidades. Como decía el filósofo surcoreano Byung-Chul Han “quien posea mayor tolerancia al aburrimiento reconocerá, después de un rato, que quizás andar, como tal, le aburre. De este modo, se animará a inventar un movimiento completamente nuevo”.

Sin embargo, esto no parece empresa fácil porque, suele ocurrir que, una vez que se produce el aburrimiento, te atrapa y te impide avanzar.

¿Qué hacer para evitar que el aburrimiento se apodere de nosotros y se quede para pasar a convertirse en crónico?

He aquí algunas sugerencias:

  • En primer lugar, hazte consciente, cuanto antes mejor, de que te estás aburriendo. Paso esencial para pasar a tomar la siguiente decisión.
  • Puedes intentar descifrar el motivo porque podría ser que aquello que estás haciendo no cumpla con tus expectativas, esperabas más, o quizá esperabas otra cosa. Es el momento de ajustar tus expectativas, o por qué no, de cambiar de actividad.
  • Otra opción es buscar en la falta de estímulo una oportunidad para parar y aprovechar el momento para inventarse o imaginarse posibilidades que el día a día no nos brinda. Hacer del aburrimiento la semilla de la creatividad. En un estudio que se hizo en la universidad de Pensilvania, los psicólogos Karen Gasper y Brianna Middlewood, descubrieron que los participantes más aburridos fueron los que mejores resultados obtuvieron en un test de creatividad. En general, solo si el cerebro detecta que se aburre, o que la situación que vive no le gusta, va a ser capaz de motivarse para avanzar.
  • Desterrada la idea de que solo nos podemos divertir si estamos híper estimulados, podrías también disfrutar de ese mismísimo momento, saborearlo y atender simplemente a lo que te está ofreciendo. No hay tantos momentos en el día en los que nos podamos permitir el lujo de no hacer nada, de sentirnos libres de obligaciones y disfrutar. Piensa, además, que tu cerebro necesita un descanso de vez en cuando. En el momento en el que disfrutas del aburrimiento, este se deja de llamar así.
  • Convierte el aburrimiento en ocio activo que desarrolla la creatividad, y piensa en actividades que te vayan a enriquecer. Ya sabemos que este tipo de ocio requiere de tu participación, así que para practicarlo, debería estar dispuesto a ponerte en marcha.

Lo realmente interesante es distinguir  entre lo que es un estado transitorio de aburrimiento, que te puede activar para disfrutar o acabar con él, y un estado de aburrimiento crónico, que se convierta en un estado anímico con síntomas claros de apatía (falta de motivación) o anhedonia (pérdida de placer o disfrute de actividades) . Esta última nos coloca en una dimensión problemática e incluso grave, que nada tiene que ver con el aburrimiento.

 

Algunas características de estos dos estados que no casan con el aburrimiento, son las siguientes:

  • Conllevan una incapacidad para experimentar placer o ganas de disfrutar que permanece a lo largo del tiempo.
  • Si no se tratan, llevan a estados depresivos, no te permiten activarte, ponerte en marcha. De hecho sus síntomas son indicadores de posible depresión.
  • Es habitual que aparezcan sentimientos de culpa por no poder rendir en tu día a día.
  • Afectan a otros ámbitos de nuestra vida, espacios como el apetito, el sueño, relaciones sociales, etc.
  • Su superación en la mayoría de los casos requiere del apoyo profesional.

 

No hacen falta muchas más diferencias para darnos cuenta de que son diferentes, pero sí es necesario que el aburrimiento nos sirva de advertencia o resorte, que nos dé el empujón para hacer algo diferente, impidiéndonos así entrar en estados anímicos más delicados. ¡Hagamos del aburrimiento el trampolín de la motivación para seguir creando y disfrutando!