Hoy en día Internet es una herramienta imprescindible casi en cualquier área. Ahora bien, el problema aparece cuando deja de ser una herramienta para convertirse en una obsesión que quita horas de trabajo, sueño y ocio. Entendemos por Internet también todo lo relacionado con cualquier aplicación de teléfono móvil.
A lo largo de los años vamos viendo que es bastante atípico que llegue una persona a consulta que tenga por queja «sólo» adicción a Internet. Es mucho más habitual que la persona que tiene este problema padezca también de ansiedad, depresión, fobia social… O cuando se trata de un adolescente, esto sea un conducta más dentro de todo un cuadro de comportamientos que llama la atención de los padres o adultos de su entorno. Sin embargo, es difícil saber qué está antes: «estoy deprimido y me engancho a Internet» o «estoy enganchado y esto me deprime».
Teniendo en cuenta que no utilizamos protocolos estandarizados de tratamiento para estos problemas, nosotros empezamos a trabajar con lo que el paciente nos dice que le preocupa más y/o vemos que es más fácil de controlar y cambiar, y vemos que funciona en las dos direcciones. Es decir, cuando trabajamos primero la ansiedad, el nivel de enganche disminuye notablemente en prácticamente todos los casos, y viceversa, si se trabaja la adicción, los «problemas asociados» o desaparecen o su nivel de intromisión en la vida del paciente es infinitamente inferior.
La adicción a Internet es algo que pasa bastante desapercibida y como con todo, hay que darle la importancia que se merece; podríamos decir que no hay que dramatizar pero tampoco dejar que se adueñe de nuestras vidas.
Virginia Rodrigo del Solar
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