Cuando se toma la decisión de separarse es normal que un bombardeo de sentimientos, a veces contradictorios, irrumpa en la vida de los padres. Son habituales la tristeza, la soledad, los deseos de venganza, el alivio e incluso sentimientos difíciles de identificar para propio adulto. Sin embargo y a pesar de todo, los padres se preocupan de proteger a sus hijos para que estos sufran lo menos posible. ¿De qué manera se consigue esto?

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– No haciendo comentarios despectivos de la expareja delante de  ellos, independientemente de quién haya tomado la decisión de separarse.

– Siendo conscientes de que a los niños se les ha educado para tener padre y madre y por lo tanto dándose cuenta de que seguirán necesitando a los dos.

– Pidiendo a la gente del entorno cercano al de los hijos que no se posicione.

– Apoyándose mutuamente en cualquier decisión que tenga que tenga que ver con los hijos.

– Intentando cambiar lo menos posible la vida cotidiana de los niños.

En definitiva hay que tener muy claro que esta decisión es de adultos y los niños no tienen que participar para nada en ninguna discusión al respecto.  Antes de transmitir a nuestro hijo algo que tenga que ver con el divorcio, hagamos la reflexión «¿para qué quiero que mi hijo sepa esto» «es sólo para sentirme comprendido yo o es porque le va a beneficiar a mi hijo?»

 

Virginia Rodrigo del Solar

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