¿Cuántas veces hemos oído esta frase o, incluso, nos la hemos dicho a nosotros/as mismos/as?
Pues bien, esto en psicología tiene un nombre y ha sido ampliamente estudiado. Se llama DISONANCIA COGNITIVA y se da cuando hay una incoherencia interna entre nuestras creencias, emociones y comportamientos. De alguna manera, es un mecanismo de defensa que poseemos para proteger nuestra propia estima, puesto que de otro modo, algunas de las acciones que llevamos a cabo serían injustificables.
Para que se entienda de forma más clara, veamos algunos ejemplos de disonancia cognitiva que tenemos en verano:
- No debería comer helados, pero por uno que coma, ¡no pasa nada!
- Sé que fumar es malo, pero a mí me relaja enormemente.
- Hoy no puedo empezar a hacer deporte porque tengo que hacer antes estos recados.
De alguna manera, este modelo nos explica y ayuda a entender el por qué la gente hacemos cosas aún sabiendo que son perjudiciales para nosotros.
Sin embargo, es posible vencer estas disonancias, pero para ello, se requiere realizar un proceso de reflexión que sigue principalmente dos pasos:
- Identificar la disonancia. El primer paso sería ser conscientes de cuándo nos estamos “engañando”. Es, seguramente, el paso más complicado, puesto que muchos de estos argumentos los utilizamos a diario y de forma automática.
- Plantear un plan de acción. Una vez identificada la disonancia, el siguiente paso es plantear un plan para ser más coherentes. Por ejemplo, supongamos que pensamos que fumar es perjudicial para la salud. Sin embargo, fumamos alegando que eso nos relaja. En este caso, para acabar con la disonancia deberíamos decir/pensar:
- Sé que fumar es malo, lo acepto, y lo hago a sabiendas de que es malo para mi salud.
- O por el contrario; sé que fumar es malo, y por ello, aunque esté habituado/a a hacerlo, voy a consultar con mi médico cómo lo puedo dejar.
Es decir, en esencia tenemos 2 opciones: Aceptación vs. Plan alternativo.
Finalmente, compartimos la reflexión de Lao Zi en relación a las disonancias cognitivas, que seguramente os dé qué pensar:
“Una gran nación es como un gran hombre: cuando comete un error, se da cuenta de ello. Una vez se ha dado cuenta, lo admite. Una vez lo ha admitido, lo enmienda. Considera a aquellos que señalan sus defectos como sus maestros más benévolos”.
Equipo de Centro Psicología Bilbao
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