Hoy compartimos una entrevista que le hemos realizado a María Martínez Romero, pedagoga de formación, y actual trabajadora de Fundación Eudes en Bilbao. Ella trabaja como responsable de un hogar de menores tutelados de 12 plazas, con edades comprendidas entre los 0 y los 18 años.
- Hola María, muchas gracias por ofrecerte a contestar nuestras preguntas. En primer lugar, ¿cómo dirías que se vive el confinamiento en un hogar de acogida, tratando de ponerte desde los ojos de los niños y niñas?
El tiempo de confinamiento que estamos viviendo actualmente en el hogar está suponiendo un RETO en mayúsculas y a todos los niveles.
Por nuestra parte, como equipo, hemos intentado ofrecer una versión desde la tranquilidad sobre la realidad de la situación que estamos viviendo y los cambios que van a suponer en las rutinas diarias de sus vidas y las de los educadores que les acompañamos.
Con el paso de las semanas observo que el trabajo previo de organizar el día a día de manera conjunta, ofrecer espacios para hablar con naturalidad de lo que sucede y ofrecerles respuestas desde la calma está favoreciendo la adaptación de los niños y niñas a esta situación.
Si intentamos ponernos en su piel, creo que esto del confinamiento en el hogar tiene cosas buenas y regulares, dirían algunos.
Algunos de ellos lanzan frases como: “Tenemos amigos con los que jugar y un espacio grande”, “los niños en casa están más solos y las casas son pequeñas”. Por el contrario, también dirían: “Aquí nos enfadamos mucho porque somos muchos y tenemos que compartir las cosas”, ó “estamos tristes porque queremos salir con mi ama”, etc.
Sinceramente creo que están inquietos en algunos momentos, hacen muchas preguntas y hay días que se les hace duro no poder salir. Pero a la vez observo que disfrutan de los momentos que se comparten de juego, actividades o rutinas que, ahora sin prisa, disfrutamos realizando. Nos estamos mirando más los unos a los otros y entre ellos creo que están creando más lazos de convivencia. Y es muy gratificante.
- ¿De qué manera esta situación ha producido cambios en el día a día de esos niños y niñas? ¿Y cómo dirías que les afectan estos cambios?
La rutina de los niños y niñas ha cambiado sustancialmente. Han dejado de ir al colegio, a las extraescolares, de ver a sus amigos y familiares, etc. Ahora, en cambio, estudian en el hogar con los educadores como si fueran profesores, sin poder salir a la calle y organizando su vida dentro del hogar las 24 horas.
En este sentido, hemos organizado de manera conjunta con ellos el día a día, intentando normalizar al máximo la situación y ofreciéndoles rutinas y espacios de juego. Con mucha actividad física también porque son niños y niñas que su cuerpo pide moverse para organizarse muchas veces emocionalmente y conductualmente.
Hay que tener en cuenta que nuestros niñas y niños viven separados de sus familias. Cuando ingresaron en el hogar su rutina ya se vio alterada y tuvieron que adaptarse a lo desconocido y manejarse con la inseguridad y desconfianza. En este momento, ellos que son unos expertos resilientes, vuelven a poner a prueba su capacidad de adaptación.
En general nuestros niños y niñas tienen estructuras frágiles para hacer frente a situaciones que puedan generar estrés, inseguridad, etc. De ahí la importancia de nuestra respuesta organizada, adaptada y clara, que les ofrezca seguridad y podamos seguir adelante. Porque los cambios en sus rutinas les desorganizan en parte y esto les afecta (por ejemplo en las respuestas ante situaciones de confrontación les genera mayor impulsividad, etc.).
- ¿Qué sucede con las visitas de familiares durante esta época? ¿Se están haciendo de otra manera?
Actualmente los niños y niñas no tienen contacto físico con la familias sino que se realizan a través de videollamadas de manera regular (conforme el régimen de contacto establecido por orden foral).
Son momentos gratificantes para ellos, ya que disfrutan viendo desde el móvil a sus familiares y les tranquiliza ver que están bien.
Tengo que decir que las familias nos están ayudando para que los niños y niñas entiendan la situación. Al ver que sus familiares están en casa, esto acompaña y fortalece nuestro mensaje.
- ¿Cuál es el mayor reto que tenéis que afrontar como profesionales ante esta situación?
El reto para mí y para el equipo no es solo gestionar la convivencia del grupo, organizar a los equipos, lidiar con los miedos, lidiar con las medidas de aislamiento ante un posible positivo, etc. El mayor reto es mantener la calma para que nuestros niños y niñas se sigan sintiendo protegidos y acompañados.
- ¿Cómo ha afectado al equipo de profesionales esta situación en el plano emocional y qué herramientas os ayudan a gestionarlo de la mejor manera posible?
Emocionalmente a cada persona observo que le está afectando de una manera o de otra. Hay quien tiene más miedo al contagio y quien está más tranquilo. Hay quien se siente más inseguro o inquieto ante la falta de una fecha final para esto, mientras otros se dejan más llevar por el ahora y no proyectan a futuro.
Sin embargo, como equipo tengo que decir que estoy súper agradecida por la respuesta que estamos dando. Se respira cohesión y apoyo, y eso te llena de energía para enfrentar los días.
Creo que nuestra herramienta clave está siendo el acompañamiento entre los propios compañeros. Por ejemplo, preguntarnos cómo estamos a diario, ofrecer mensajes de aliento desde la calma cuando alguien está inquieto, recoger a las personas que sienten más inseguridad… Y, fundamentalmente, posibilitar que las personas nos expresemos libremente sobre cómo nos sentimos ante esta situación, escuchando, acompañando y no juzgando.
- ¿Qué aprendizajes habéis sacado gracias a los niños y niñas?
De esta situación de confinamiento me voy guardando en mi memoria palabras claves como reto, organización y APRENDIZAJE, esta última en mayúsculas.
Si tengo que pensar qué nos están enseñando nuestros niños y niñas en este momento, tengo que hablar de la palabra ADAPTACIÓN.
Como buenos expertos en la materia, nos enseñan cada día, al percibir su energía, sus ganas de jugar o sus ganas de ilusionarse con pequeñas cosas que, aunque la vida puede pararse de un momento a otro, el cambio está ahí, que tenemos que manejarnos ante lo desconocido y que se puede volver a empezar aunque el escenario haya variado en parte.
- Si tuvieses que decir puntos de mejora, ¿cuáles destacarías?
En estos días creo firmemente que como hogar debemos prestar más atención a trabajar por y par la convivencia, en la resolución de conflictos y en valores.
Y seguir trabajando en una intervención con nuestro niños y niñas desde la calma, sin estar pensado en el reloj.
Muchas gracias María a todas las personas que formáis el equipo por hacer vuestro trabajo con tanto cariño y por dar voz de otras realidades en esta situación.
0 Comments on "El confinamiento en los Hogares de acogida"