Normalmente las personas intentan resolver la situación problemática por si mismas, y sólo cuando ven que no son capaces, recurren al psicólogo o coach (terapia para adultos). En estos intentos de solucionar lo que ocurre, a menudo hacemos que aumente el problema y buscamos soluciones que no siempre resultan eficaces.
En ocasiones un adulto puede recurrir al psicólogo obligado por una tercera persona, pero realmente no sabe por qué tiene que recibir terapia psicológica. En estos casos, puede conseguirse la colaboración si el vínculo terapéutico y las técnicas empleadas son las adecuadas.
Por otro lado, para acudir a terapia, tienen que darse estas circunstancias:
– No afrontamiento de la dificultad de forma adecuada.
– Ante la persistencia de una dificultad, la persona insiste una y otra vez con las mismas soluciones.
– Se genera un círculo vicioso entre el problema y las soluciones no efectivas.
A lo largo de la terapia, descubrirá nuevas estrategias para hacer frente a sus problemas.
