Anorexia y bulimia
Llamamos trastornos de alimentación a las alteraciones en la conducta alimenticia. Estos trastornos, como la anorexia nerviosa y la bulimia, suelen aparecer durante la adolescencia, ya que en esa etapa la preocupación por la apariencia y el aspecto físico es mayor.
Es muy importante contar con la ayuda de un psicólogo especializado para poder solucionar esta situación y retomar un estilo de vida saludable. En los trastornos de alimentación la preocupación principal es la comida y el aspecto físico.
La familia ante esta situación
La familia de un adolescente con trastorno de alimentación no se siente capaz de afrontar estos problemas sin contar con un apoyo terapéutico. En casos de bulimia o anorexia, tanto los padres como los jóvenes necesitan la ayuda del psicólogo. Gracias a la terapia psicólogica estos trastornos mejoran tanto en el problema en sí, como en las relaciones que se han deteriorado por causa del trastorno.
Por otro lado, los problemas que pueden sufrir las familias cuando alguno de sus miembros tiene un problema de anorexia, bulimia o cualquier otro trastorno de alimentación, suelen ser muy grandes y preocupantes. Por eso, lo más conveniente es acudir a las consultas de psicología en las fases iniciales del trastorno alimenticio, donde las relaciones están menos dañadas.
Anorexia nerviosa
Es un trastorno de alimentación en el que se busca adelgazar con dietas cada vez más prohibitivas. Entre los síntomas destacan:
- Miedo a engordar
- Obsesión con la comida
- Delgadez extrema
- Cambios físicos
- Baja autoestima
Bulimia
Descontrol en los deseos de comer, utilizando después conductas compensatorias, como vomitar. Algunos síntomas son:
- Comer sin control
- Baja autoestima
- Menstruaciones irregulares
- Vomitar tras comer
Trastorno nocturno
Se trata de levantarse por la noche para comer. Las personas que padecen este problema no suelen ser conscientes de los atracones y los niegan. Además, durante el día tienden a hacer dietas.
Comer compulsivamente
En este caso, como en la bulimia, también se come sin ningún control, pero no se llevan a cabo conductas compensatorias como vomitar. Las características más importantes de este problema es el hecho de comer muy deprisa y a escondidas y avergonzarse.